jueves, 24 de octubre de 2013

Antagonismo étnico ancestral INCAS Y AMAZONICOS, Federico Kauffmann Doig



Glosas escritas para una conferencia: XVII Congreso Nacional del Hombre y de la Cultura Andina y Amazónica (Huacho, 2227 de agosto 2011)

SUMARIO
Si bien los contactos entre los pobladores del Área Inca o Andina y el Área Amazónica datan de cinco mil años atrás, como lo demuestra la presencia de la yuca (Manihot esculenta) cultivada en la costa (Huarmey), en ambos espacios se observa un desarrollo cultural asimétrico a lo largo de los milenios.
Se plantea que esta asimetría cultural no puede ser explicada por una
capacidad intelectual mayor o menor de andinos o amazónicos, pues unos como otros descienden de ramas de un mismo tronco racial, el paleomongol. En consecuencia, el desfase en el proceso cultural debe tener otras raíces. Éstas podrían deberse a condicionantes medioambientales, puesto que las mismas ciertamente se presentan marcadamente distintas en ambas áreas. Acaso este factor fue el que pudo marcar la disparidad cultural que se percibe, si se compara a los pobladores andinos con respecto a los amazónicos.
Consideramos que las referidas diferencias culturales existentes entre
amazónicos y andinos, son las que parecen explicar también la presencia del antagonismo étnico reinante entre unos y otros, acaso desde tiempo inmemorable. De estas diferencias hay noticias en las crónicas del siglo XVI y XVII, que permiten descubrir su existencia ya en tiempos del Incario. En estas fuentes hay menciones concretas acerca del desprecio que los cordilleranos por entonces ya demostraban frente a los selváticos, a los que despóticamente llamaban “chunchos”. Este desdén étnico frente a los amazónicos originarios subsiste velada o abiertamente aún en nuestros días, entre nosotros, los descendientes de quienes poblaron en remotos tiempos el Área Inca en su sector central, ahora peruano.

Introducción
El Perú incluye dentro de su territorio una importante porción de la región de la Amazonía. Es una amplia superficie que abarca cerca de 700 000 km² que, sin embargo, no es comparable con la vastedad territorial de toda la Amazonía, región que se extiende por diversos países sudamericanos y ocupa nada menos que 7 000 000 km².
La Amazonía, vista en su totalidad, conforma la inmensa cuenca del río Amazonas, el más caudaloso del globo, que luego de recorrer 6 500 km desemboca en el Atlántico. El río Amazonas se origina en el territorio peruano, al unir sus aguas los ríos Ucayali y Marañón, con sus nacientes que parten de las cimas cordilleranas del flanco oriental de
los Andes.
La considerable extensión de la Amazonía peruana —que duplica el territorio de Alemania, por ejemplo— contrasta notablemente con su exigua población. En efecto, los moradores originarios, los amazónicos propiamente dichos, apenas superan las 300000 almas. Viven agrupados en pequeñas comunidades en medio de claros o áreas
deforestadas, que pasado un tiempo abandonan para instalarse en otro lugar. Las características geográficas y culturales de la región amazónica peruana no difieren sustancialmente de la Amazonía en conjunto. Una aproximación panorámica permite advertir que ambos espacios presentan denominadores comunes que configuran una acentuada similitud. No ocurre así cuando se contrasta la Amazonía con la cordillera de los Andes, con la que limita por su lado occidental. Los patrones culturales que acompañaban a los moradores andinos al momento de ocurrir la irrupción europea, eran sustancialmente diferentes a aquellos que portaban los amazónicos, algo que
desde entonces no ha variado de modo sustancial hasta el presente.
La Amazonía Peruana muestra dos subregiones claramente identificables por los contrastes geográficos que acusan: la de la “Baja Amazonía” y la de la “Alta Amazonía”. La que se identifica como Baja Amazonía no difiere de los llanos amazónicos sudamericanos en general, que se deslizan en altitudes próximas al nivel marino y se extienden hasta alcanzar el Atlántico. Esta región acusa clima cálido y húmedo, con
predominio de bosques tropicales uniformes.
Por su parte, la Alta Amazonía corresponde al flanco oriental de los Andes y está cubierta por densos bosques tropicales de características variadas. Estos ocupan latitudes que partiendo de la llanura amazónica o Baja Amazonía van ascendiendo en dirección este hasta más allá de 3 000 metros sobre el nivel del mar. Aquí la vegetación tropical va aminorando y termina por ceder lugar a los pajonales de la puna.
En la Baja Amazonía las etnias de cultura silvícola tienen sus asentamientos y aún moran en altitudes que no superan los 500 metros sobre el nivel del mar y solo excepcionalmente incursionan en alturas cercanas a los 1 000 metros. La región de la Alta Amazonía o Andes Amazónicos fue ocupada por andinos en áreas muy restringidas. En la zona norte por cordilleranos que en la segunda mitad del primer
milenio de nuestra era terminaron por forjar la cultura Chachapoyas. Por su parte los predios noroccidentales contiguos al Cusco, en la hoy comarca de Vilcabamba región ésta dominada topográficamente por la cordillera de Vilcabamba y enmarcada por los ríos Vilcanota Urubamba, Apurímac y Vilcabamba , fueron testigos de un proyecto estatal ejecutado durante el Incario que tuvo por meta ampliar la frontera agraria. De esto son testigos Machu Picchu, Huiñay Huayna, Vitcos, Choquequirao y otros portentosos monumentos que debieron servir de centros de administración de la producción agraria así como de un culto y rituales destinados a propiciar buenas cosechas.
En ambos casos, al procederlos inmigrantes de áreas cordilleranas, éstos ocuparon únicamente espacios comprendidos en latitudes que van de 2 000 a 3 000 metros sobre el nivel del mar, lo que remarca el origen andino particularmente de los chachapoyas. En la Baja Amazonía los incas apenas sí llegaron a incursionar.

1. Los amazónicos y sus vecinos del Área Inca: asimetría
cultural
La Amazonía en general y particularmente la región amazónica del Perú, empezó a poblarse hace más de 10 milenios de acuerdo a las estimaciones divulgadas hace varios años por expertos como André Marcel d’Ans (1976) y Eduardo Grillo (1984).
Son copiosos los estudios que se refieren a la larga trayectoria arqueológica de la Amazonía peruana. Ella viene siendo reconstruida sobre todo en base al análisis de la cerámica. De acuerdo al arqueólogo Daniel Morales Chocano, la cultura Chambira (Loreto y Ucayali) se remonta a más de 4 000 años. Las investigaciones más importantes dedicadas al proceso arqueológico que tuvo lugar en la Amazonía peruana ocupan el volumen 31 de Amazonía peruana (Lima, 2009), revista que publica el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP). La literatura referente a los amazónicos originarios, tanto la de los siglos inmediatos posteriores a la conquista como la contemporánea, es abundante (Chirif y Mora, 1980).
En la actualidad, en los espacios poblados de la Amazonía peruana habitan numerosos grupos étnicos originarios de la región, con distintas lenguas y expresiones culturales variadas, pero que presentan comunes denominadores. Su bagaje cultural mesolíticoneolítico temprano, no ha cambiado sustancialmente desde el inicio de la presencia española en América, hace cinco siglos, tal como lo confirman las fuentes históricoetnográficas de los siglos XVI y XVII. Aquellas formas culturales mesolíticas y aún paleolíticas que regían hace 500 años en la Baja Amazonía, tampoco debieron ser distintas, en lo sustancial, en los milenios anteriores.
La palabra “chuncho” era el nombre que los cordilleranos del Incario empleaban para referirse despectivamente a los pobladores amazónicos; este término subsiste en la actualidad, siempre con carácter discriminatorio. Atendiendo a la denominación referida así como a testimonios históricos varios, se concluye que en el Incario se consideraba a los amazónicos como portadores de una cultura inferior, por ser esta menos compleja o por lo menos diferente a la exhibida por los incas cordilleranos. Es posible que la asignación de un status cultural inferior al poblador amazónico provenga de tiempos preincaicos remotos.
En el presente, los grupos étnicos de tradición amazónica siguen subsistiendo de la caza de pequeños animales, de la pesca y del acopio de algunas plantas y frutos. Combinan la caza y recolección con un tipo de agricultura elemental (“horticultura”). De este modo continúan inmersos —desde hace varios miles de años— en condiciones
culturales propias del amanecer de la humanidad. La explicación para ello podría ser que, al no tener que esforzarse para lograr los comestibles necesarios para su existencia, los amazónicos no tuvieron la necesidad de inventar recursos o tecnología sofisticada para asegurar su sobrevivencia. En cambio los andinos sí tuvieron que afrontar esa necesidad pues procuraban sus alimentos mediante la agricultura, por
cuanto moraban en un territorio de tierras aptas para el cultivo muy limitadas, tanto en la región costeña como cordillerana, y el que de resto era azotado recurrentemente por anomalías climáticas que como el Fenómeno de El Niño, arrasaban las sementeras haciendo que asomara el fantasma del hambre (Kauffmann Doig, 1979, 1991, 1996,
2002, 2009).
De esta manera, en contraste con los pobladores del Área Amazónica, los del Área Inca (o Andina) tuvieron un proceso evolutivo diferente. Por lo mismo que aquellos moldes culturales paleo y mesolíticos que aún profesan los amazónicos en la actualidad, fueron remplazados en el Área Andina tempranamente, hace más de 3000 años, con la invención y puesta en marcha de elementos culturales que en conjunto conforman lo que con propiedad distingue a una civilización ancestral.     Abundando, el hombre asentado en el Área Inca traspuso los umbrales de la cultura de subsistencia paleomesolítica cuando logró establecer el modo económico de producción de los alimentos mediante el ejercicio de la agricultura, aun cuando en sus inicios esta no era ejercida con la complejidad que alcanzó posteriormente en la etapa que calificamos de “consolidación cultural” y siguientes. Luego de los obligados preludios o antesala de la civilización, iniciada hace más de 5000 años, se abrió paso en la región andina o Área Inca un auténtico proceso de civilización, que por su originalidad y complejidad es ciertamente comparable a la de Mesopotamia y a la de Egipto en el Viejo Mundo, así como a la MayaAzteca que se desarrolló en Mesoamérica.


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